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Cinco motivos para disfrutar del verano en Castilla y León

Es un momento para desconectar y vivir experiencias que nos recarguen por dentro, para así hacer más sencilla la vuela a la rutina.

El verano ya está aquí, y con él llegan las ganas de escapar de la rutina, de reconectar con la naturaleza y de saborear cada momento. Es un momento para desconectar y vivir experiencias que nos recarguen por dentro, para así hacer más sencilla la vuela a la rutina.

Castilla y León es el destino perfecto para quienes buscan algo más que sol y playa: una tierra que mezcla patrimonio, paisajes y, por supuesto, una gastronomía con identidad. Si estás buscando un destino para este verano que combine escapadas breves, entornos naturales, experiencias culinarias y un ritmo que te permita saborear cada momento, esta comunidad te está esperando.

¿Te hacen falta más razones para visitarla? Aquí tienes cinco.

1. Naturaleza en estado puro: las mejores zonas de baño

Castilla y León es una comunidad en la que las temperaturas pueden llegar a ser muy elevadas durante ciertos días del verano. Por eso, no hay nada como buscar un buen sitio donde pegarse un chapuzón para refrescar el cuerpo. Castilla y León esconde auténticos tesoros fluviales y espacios de agua dulce rodeados de paisajes espectaculares. Lejos del bullicio de las playas masificadas, aquí se encuentran rincones tranquilos donde el agua, la sombra de los árboles y el silencio invitan al descanso.

Por la zona de Zamora, podemos encontrar zonas como la Playa de Los Molinos en el Embalse de Valparaíso (Villardeciervos, Zamora), o el Lago de Sanabria, ideales para pasar un día completo con familiares y amigos.

Cinco motivos para disfrutar del verano en Castilla y León


En Ávila, el Pantano de Rosarito, en Candeleda, ofrece espectaculares vistas a la Sierra de Gredos y zonas habilitadas para el baño. En Burgos, destaca el increíble azul turquesa de la piscina natural Pozo Azul, en Covanera, un paraje único rodeado de vegetación. Y en León, la piscina fluvial de Cacabelos se convierte en el lugar perfecto para combinar naturaleza, gastronomía y descanso.

Sea cual sea el destino que elijas, estas zonas de baño son auténticos oasis donde disfrutar del verano al ritmo tranquilo que solo Castilla y León sabe ofrecer.

2. Pueblos con encanto que te enamorarán

Castilla y León está salpicada de pueblos que cuentan su propia historia. Pasear por ellos en verano es una delicia: las temperaturas son algo más agradables, las terrazas cobran vida y las fiestas populares llenan de color y tradición cada rincón.

Uno de los pueblos más conocidos es Pedraza (Segovia), con su impresionante plaza mayor y su atmósfera medieval intacta. La Alberca (Salamanca) es otro clásico: fue el primer pueblo declarado conjunto histórico-artístico en España y su arquitectura tradicional es simplemente única. Frías (Burgos), con su castillo colgado sobre el río Ebro, es una postal viva. Tampoco puede faltar Mogarraz (Salamanca), en plena Sierra de Francia, famoso por los retratos de sus antiguos vecinos colgados en las fachadas de las casas.

Pedraza encanto medieval

3. Casas rurales con alma

El alojamiento también forma parte de la experiencia, y en Castilla y León lo sabemos bien. Las casas rurales de la región son un reflejo de su personalidad y de su carácter: arquitectura tradicional, entorno natural y tranquilo y todas las comodidades para desconectar…o reconectar. Muchas de ellas combinan además experiencias gastronómicas, visitas a productores locales o actividades al aire libre.

4. Gastronomía con identidad

La despensa de Castilla y León es un tesoro: quesos variados como los de Quesos Torrre Campos, embutidos de categoría como Altos de Iberia, legumbres como las de Luengo, dulces tradicionales y vinos con Denominación de Origen como los del Grupo Yllera, son productos que conquistan paladares. El verano es ideal para descubrir sus sabores, ya sea en un mercado local, una cata al aire libre o una feria gastronómica.

Cinco motivos para disfrutar del verano en Castilla y León

Productos como la morcilla de Burgos o el farinato salmantino son otras joyas del recetario regional. Además, en esta época muchos productores abren sus puertas al visitante, permitiendo conocer y saborear de cerca el alma de esta tierra: una gastronomía auténtica, cercana y con identidad propia.

5. Restaurantes donde saborear la tierra

Desde restaurantes con estrella Michelin hasta mesones tradicionales con cocina casera, Castilla y León tiene una oferta gastronómica para todos los gustos. Comer bien aquí es casi obligatorio. Prueba un lechazo al horno de leña en Aranda de Duero o Valladolid, unas sopas de ajo en Zamora, un cochinillo en Segovia o un menú degustación de autor con producto local. Y siempre, por supuesto, con el sello de calidad de Tierra de Sabor.

Escapadas cortas, naturaleza, patrimonio, producto local y buena mesa. Castilla y León es un destino que se vive con los cinco sentidos. Un verano aquí no es solo vacaciones, es una experiencia que deja huella.

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