Compartir la mesa en familia no solo alimenta el cuerpo, también fortalece los vínculos. Pero si, además, lo que comemos es de calidad, equilibrado y adaptado a todas las edades, el beneficio es doble. La buena alimentación empieza en casa, y lo que aprenden los más pequeños en torno al plato puede marcar hábitos para toda la vida.

En Castilla y León contamos con una ventaja incomparable: un patrimonio agroalimentario de calidad reconocido por el distintivo Tierra de Sabor. Utilizar estos productos locales, de proximidad y garantía, es una de las mejores decisiones que una familia puede tomar cuando se trata de cuidar la alimentación diaria.

En este artículo te ofrecemos claves prácticas para comer mejor en familia, incorporando productos frescos, seguros y sabrosos. Porque la salud empieza en la cocina… y también en la conversación que la acompaña.

1. Los niños comen lo que ven, no lo que se les dice

Uno de los grandes retos en la educación alimentaria infantil está en casa. Los niños imitan conductas, no obedecen órdenes alimenticias abstractas.

Si ven que los adultos disfrutan de una crema de verduras, prueban legumbres con entusiasmo o meriendan una fruta, es mucho más probable que ellos también lo hagan. Por eso es importante que los buenos hábitos se compartan y se visibilicen en familia.

Consejo práctico:

Involucra a los niños en la preparación. Hacer una ensalada con tomates de huerta, pelar una pera conferencia del Bierzo MG o preparar un hummus con garbanzo de Pedrosillo MG les permite conocer lo que comen y disfrutar del proceso.

2. Planificación semanal: aliada del equilibrio y el ahorro

Sentarse una vez a la semana para planificar los menús familiares no solo ahorra tiempo y dinero, también evita caer en la improvisación del “¿y ahora qué cenamos?”. Además, permite asegurar una alimentación variada, con presencia de todos los grupos de alimentos: frutas, verduras, proteínas, cereales integrales, legumbres y grasas saludables.

Consejo práctico:

Reserva uno o dos días semanales para platos con legumbres de calidad: Lentejas de Tierra de Campos IGP, Judiones de La Granja MG o Alubias de La Bañeza-León IGP. Puedes servirlas calientes o frías, en guiso o en ensalada, según la temporada.

3. El valor de sentarse juntos a la mesa

La hora de comer debe ser un momento de encuentro, conversación y disfrute, no una rutina automatizada ni un trámite solitario frente a una pantalla. Comer en familia favorece una relación positiva con los alimentos, previene el sobrepeso infantil y mejora el desarrollo emocional de los niños.

En una época de prisas y pantallas, recuperar el ritual de la comida compartida es un acto casi revolucionario.

✔ Consejo práctico:

Haz del comedor un espacio sin distracciones. Apaga televisores y móviles, y pon en el centro productos compartidos: un Queso Zamorano DOP, un pan artesano, un buen vino (y agua para los más pequeños). Comer juntos también es cuidarse juntos.

4. Productos de proximidad: más sabor, menos impacto

Elegir productos locales y de temporada no solo garantiza mayor frescura y sabor, también favorece la economía del entorno y reduce la huella ambiental. Los alimentos con el corazón de Tierra de Sabor aseguran que lo que ponemos en el plato ha sido producido bajo estándares de calidad, con trazabilidad, respeto al medio ambiente y al productor.

✔ Consejo práctico:

Algunas recomendaciones:

5. Educar el paladar desde pequeños

No es necesario recurrir a “trucos” para esconder verduras o camuflar sabores. Lo más eficaz es introducir los alimentos nuevos poco a poco, en diferentes preparaciones, sin presiones ni castigos.

Si un niño ve una crema de calabaza acompañada de unos picatostes de pan candeal Tierra de Sabor, servida para todos y presentada con mimo, estará más abierto a probarla que si se le impone como obligación.

Consejo práctico:

Aprovecha las texturas suaves de productos como el queso fresco, los purés con aceite de oliva virgen extra o los frutos secos molidos para enriquecer platos sin que resulten pesados ni excesivos para los más pequeños.

6. El arte del desayuno: base del día, no excusa rápida

Un buen desayuno familiar marca la diferencia. No tiene por qué ser complejo, pero sí equilibrado. Incluir fruta, lácteos o alternativas vegetales, cereales integrales y grasas saludables es una forma de empezar el día con energía real, no con picos de azúcar.

Ideas con sello Tierra de Sabor:

  • Yogur natural con miel y nueces.
  • Pan de centeno con queso de cabra curado y rodajas de manzana.
  • Tostada de pan artesano con aceite de oliva virgen extra y tomate rallado.
  • Leche con cacao puro y un bizcocho casero de zanahoria.

7. Snacks inteligentes: entre horas también se educa el gusto

Los tentempiés no tienen que ser procesados. De hecho, suelen ser los momentos más propensos a recurrir a opciones ultraprocesadas. Si se preparan con antelación, se pueden ofrecer alternativas saludables, saciantes y apetecibles.

Alternativas recomendadas:

  • Bastones de zanahoria con hummus de lenteja pardina o berenjena.
  • Unas lonchas de embutido ibérico en pan integral.
  • Fruta fresca con queso curado rallado.
  • Trocitos de tortilla con huevo campero y cebolla.

8. Cocinar juntos: el mejor taller educativo sobre alimentación saludable

Incluir a los más pequeños en la cocina no es solo una actividad lúdica: desarrolla autonomía, habilidades motrices, vocabulario, matemáticas (cantidades, proporciones) y respeto por el alimento. Además, les conecta con lo que comen y con cómo llega a su plato.

No hace falta que elaboren platos complejos. Desde pelar una fruta hasta batir huevos o amasar pan, todas las tareas son valiosas.

Productos ideales para cocinar en familia:

  • Harina tradicional Zamorana MG para hacer pan, empanadas o galletas.
  • Quesos para gratinar, rallar o probar diferentes curaciones.
  • Huevos camperos para bizcochos, revueltos o tortillas.
  • Conservas vegetales (pimientos, espárragos) para recetas rápidas y coloridas.

La salud se cocina en casa… con productos de aquí. Comer bien en familia no tiene por qué ser complicado, caro ni aburrido. Con un poco de planificación, una pizca de creatividad y los productos de calidad que ofrece Tierra de Sabor, es posible construir una alimentación diaria que sea equilibrada, sabrosa y respetuosa con nuestro entorno.

Porque cuando la comida une, enseña y nutre, no solo estamos alimentando el cuerpo: estamos cultivando futuros adultos con criterio, salud y conexión con su tierra.