Ya sea de vacuno, ovino, porcino, de ave o de caza, en Castilla y León podemos sentirnos muy orgullosos de la calidad de las carnes que se disfrutan en nuestra Comunidad. Grandes representantes de nuestra agroalimentación que no lo serían tanto sin el gran trabajo de todos los ganaderos y agricultores. Cada una de esas carnes tiene unas características especiales, las cuales te detallamos a continuación para que cada bocado sea un paso más hacia tu felicidad.
Aunque hay personas, como los vegetarianos y los veganos que no la incluyen entre la lista de alimentos con los que elaboran su dieta, en términos generales la carne es uno de los platos más apreciados por el ser humano. Su composición hace de ella una buena fuente de proteínas de alto valor biológico por contener todos los aminoácidos necesarios. Además, contiene vitaminas y minerales en abundancia.
La composición de los distintos tipos de carne habitualmente consumida es similar entre todos ellos, pero se han comprobado diferencias, principalmente en cuanto a la calidad de la grasa.
Elige tu carne favorita
Tradicionalmente se clasifican en carnes rojas, con mayor cantidad de purinas, lo que puede implicar limitaciones a su consumo entre las personas con cifras elevadas en ácido úrico. En este grupo se incluye la carne de caza. El otro gran grupo es el de las carnes blancas, más ligeras y más aptas para todas las personas, principalmente por su menor cantidad de grasa.
La carne de cerdo se caracteriza por un alto contenido en proteínas de alto valor biológico. Durante años fue menospreciada por la gran cantidad de grasa que contenía. Sin embargo, esta carne ha mejorado notablemente y la cantidad de grasa en ella ha ido disminuyendo. Se puede consumir sin procesar o en forma de embutido, lo que aumenta su versatilidad.
Aunque depende del corte, es decir, de la parte del cerdo de la que se ha obtenido, en general, esta carne tiene un alto contenido en proteínas de alto valor biológico y alto contenido en minerales como el hierro, zinc, fósforo, magnesio y potasio. Esta composición hace de ella una carne recomendada en épocas de crecimiento y para favorecer el correcto funcionamiento muscular.
La carne de vacuno aporta energía a los músculos, acelera el metabolismo y mejora el sistema inmune gracias a su contenido en vitamina B6. Contiene poca grasa y es muy muy recomendable para los deportistas por la carnitina que contiene, que ayuda a mejorar el metabolismo.
La carne de ave ocupa el tercer lugar en cuanto a la frecuencia de consumo. Es sencilla de preparar, tiene una alta digestibilidad, por lo que es recomendable en la infancia y en pacientes con dificultades en los procesos de digestión. Facilita el control de colesterol porque suele contener poca grasa y contiene importantes cantidades de vitaminas como la riboflavina, la niacina y tiamina, que permiten el correcto funcionamiento del sistema nervioso. Además, los minerales presentes en ella mejoran los procesos bioquímicos.
La frecuencia recomendada de consumo es de menos de 3 o 4 veces a la semana y en pequeña cantidad, teniendo en cuenta siempre las características de la persona en cuanto a edad, sexo y actividad física, así como la presencia o no de otras patologías. Con respecto a la forma de cocinarla, los más aconsejables son el guiso y el asado. Es menos aconsejable la fritura por el aumento en el contenido graso. Y, siempre, acompañada de abundante cantidad de verdura.
Las carnes de Castilla y León representan no solo un placer gastronómico, sino también un testimonio de la dedicación de nuestros ganaderos y agricultores. Aunque su consumo puede no ser universal, su valor nutricional es innegable: ricas en proteínas, vitaminas y minerales esenciales. Ya sea en un jugoso filete de vacuno, en un tierno trozo de cerdo o en una pechuga de ave bien sazonada, cada bocado nos acerca a una experiencia de satisfacción y bienestar, con la garantía de calidad que distingue a nuestra tierra.
Por Ana Díez, médico de familia y experta en nutrición