Las extensas llanuras y altas montañas de Castilla y León, ofrecen una amplia variedad de hierbas y flores que forman parte de nuestra rica tradición culinaria y han ido ganando popularidad en la cocina actual.
Hierbas y flores
Estos ingredientes naturales no solo aportan sabores únicos a los platos, sino que también reflejan la conexión profunda entre la gastronomía y la abundante biodiversidad de nuestra comunidad. Vamos a explorar algunas de las hierbas y flores que conseguirán dar el toque sabor perfecto y, además, puedes encontrar en cualquier rincón de nuestra tierra.
Tomillo
El tomillo es una hierba aromática omnipresente en la cocina de Castilla y León que ofrece un toque mediterráneo muy distintivo a nuestros platos locales. Sus diminutas hojas llenas de sabor añaden profundidad a guisos de cordero, cocidos tradicionales y aceites aromatizados. Es una planta muy resistente y abundante que está presente en nuestros campos y montañas, pero que puedes cultivar en casa de manera muy sencilla.
Romero
Otra estrella de la cocina castellano leonesa es el romero, una planta de hojas resistentes que se ha convertido en el ingrediente esencial en la preparación de asados, especialmente cordero y cochinillo. El romero también se utiliza en marinadas, salsas y aceites aromatizados, aportando un olor inconfundible que nos traslada a los paisajes rurales de nuestra comunidad.
Lavanda
Aunque es más conocida por su uso en perfumería y decoración, la lavanda también ha encontrado su hueco en la cocina contemporánea de Castilla y León. Las flores se utilizan para infusiones, jarabes, helados y postres, aportando un sutil toque floral que complementa de manera delicada muchos de nuestros dulces. La lavanda también se puede emplear en platos salados, como en marinadas para carnes suaves o en guarniciones de ensaladas.
Caléndula
Las brillantes flores de caléndula no solo son hermosas a la vista, sino también comestibles y versátiles en la cocina. Podemos utilizar los pétalos de caléndula en ensaladas, arroces y platos de pasta, añadiendo un toque de color y un ligero sabor herbáceo. Además de ser decorativas, aportan beneficios para la salud debido a sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
Orégano Silvestre
A diferencia del orégano cultivado, el orégano silvestre de Castilla y León tiene un sabor más intenso y terroso. Esta hierba seca se utiliza en guisos, sopas y platos de legumbres, proporcionando una nota aromática y picante que complementa nuestros embutidos más tradicionales como los chorizos o las morcillas.
Menta
La menta fresca es una hierba refrescante que se utiliza en una variedad de platos en la cocina castellano leonesa. Desde ensaladas hasta cócteles y postres, la menta añade un toque de frescura y vitalidad a las preparaciones culinarias, especialmente durante los cálidos meses de verano.
Flor de Saúco
Las delicadas flores blancas del saúco son una incorporación aromática a la cocina moderna de Castilla y León. Se utilizan para hacer jarabes, jaleas y siropes que se emplean en postres, cócteles y platos de frutas. La flor de saúco aporta un sabor floral y afrutado que evoca los aromas primaverales de cada rincón de nuestra comunidad.
Hinojo Silvestre
El hinojo silvestre es una hierba con un sabor anisado que se encuentra en buena parte de nuestros campos. Sus hojas frescas se utilizan en ensaladas y platos de pescado, mientras que las semillas secas se emplean como especia en la cocina, especialmente en la elaboración de embutidos y panes tradicionales.
Las hierbas y flores de Castilla y León no solo enriquecen la gastronomía local con sus sabores y aromas únicos, sino que también crean una conexión más profunda con nuestra naturaleza, tradición y cultura. Al integrar ingredientes silvestres y autóctonos en las creaciones culinarias, los chefs y cocineros profesionales dan a conocer la diversidad que nuestra tierra puede ofrecer. Y tú, ¿te animas a integrar alguna de estas joyas en tus platos?