La croqueta es uno de esos platos que parecen haber estado siempre con nosotros. Este pequeño bocado dorado, crujiente por fuera y cremoso por dentro, tiene una capacidad única para unir generaciones, culturas y paladares. Pero ¿de dónde viene exactamente la croqueta? En este blog, viajaremos al pasado para descubrir el origen de este delicioso manjar, y exploraremos cómo hoy en día se reinventa con los sabores únicos de la marca Tierra de Sabor.

El origen de la croqueta: un viaje por Europa
La historia de la croqueta nos lleva a la Francia del siglo XVII. Su nombre proviene del término francés «croquer», que significa «crujir». En 1691, François Massialot, un chef de renombre en la corte de Luis XIV, incluyó una receta similar en su libro “Le Cuisinier Royal et Bourgeois”. Estas primeras eran elaboradas con una mezcla de carne, trufas y crema, envueltas en una costra que se freía hasta quedar crujiente. La croqueta, tal y como la conocemos hoy, era un lujo reservado a la nobleza.
Con el tiempo, la receta viajó por Europa y se adaptó a los ingredientes y costumbres locales. En España, llegó para quedarse y se convirtió en un plato clave de nuestra gastronomía. Durante los períodos de escasez, se transformaron en una forma ingeniosa de aprovechar sobras, mezclándolas con bechamel y friéndolas hasta alcanzar la perfección. Así, pasaron de ser un plato aristocrático a convertirse en una joya popular.
En nuestro país, las croquetas son mucho más que comida: son parte de nuestra identidad cultural. Cada región, cada familia, tiene su propia versión. Desde las clásicas de jamón hasta las innovadoras de boletus o bacalao, son un lienzo en blanco para la creatividad culinaria.
La clave de una buena croqueta está en el equilibrio entre la cremosidad de su interior y el crujido perfecto de su exterior. La bechamel, ese ingrediente que da alma, requiere paciencia y precisión. Por eso, hacer croquetas es casi un arte que muchos aprenden desde pequeños, viendo cómo sus abuelas transforman ingredientes sencillos en pequeños manjares.
La reinvención de la croqueta con Tierra de Sabor
En la actualidad, continúan evolucionando gracias al buen saber de los chefs. La paleta de sabores auténticos y de calidad de Tierra de Sabor es una buena inspiración para las nuevas versiones de este clásico.
1. Croquetas de jamón ibérico D.O.P. Guijuelo
Un clásico que nunca pasa de moda. Con el inconfundible sabor del jamón ibérico D.O.P. Guijuelo, estas delicias son un homenaje a la tradición. Cada bocado es una explosión de sabor intenso y cremosidad.
2. Croquetas de I.G.P. Queso Castellano
El queso curado de oveja de Castilla y León es el protagonista en esta versión. Su sabor profundo y ligeramente picante combina a la perfección con la suavidad de la bechamel.
3. Croquetas de I.G.P. Cecina de León
La cecina, ese tesoro ahumado y curado, aporta un toque único y sofisticado. Son ideales para quienes buscan algo diferente y lleno de personalidad.
4. Croquetas de boletus
Castilla y León es tierra de setas, y los boletus son un emblema de su riqueza micológica. Destacan por su aroma y sabor a bosque, perfectas para los amantes de los sabores naturales.
5. Croquetas de I.G.P. Morcilla de Burgos con piñones
La morcilla de Burgos, con su mezcla de arroz y especias, se eleva a otro nivel en estas. Los piñones añaden un toque crujiente y un sabor que redondea la experiencia.
6. Croquetas de I.G.P. Lechazo de Castilla y León
El lechazo asado es uno de los platos más emblemáticos de Castilla y León. Transformar esta joya culinaria es un reto que da como resultado un bocado lleno de historia y sabor.
7. Croquetas de I.G.P. Queso de Valdeón
El queso azul de Valdeón, con su intensidad y cremosidad, es la base de este manjar atrevido y delicioso. Ideales para los amantes de los quesos potentes.

La calidad de los ingredientes es clave para una buena croqueta. Los productos de Tierra de Sabor garantizan autenticidad, proximidad y respeto por la tradición. Cada una de ellas, elaborada con estos sabores lleva consigo una parte de la esencia de Castilla y León, desde sus campos y montes hasta las manos que cultivan y transforman los alimentos.
Además, estamos ante es un plato versátil que se adapta a todo tipo de ocasiones: desde el aperitivo en una comida familiar hasta el protagonista de una cena informal. Con los sabores de Tierra de Sabor, cada croqueta se convierte en un pequeño homenaje a lo mejor de nuestra gastronomía.
La croqueta es mucho más que un simple aperitivo. Es historia, tradición y creatividad en un solo bocado. Desde su origen en la corte francesa hasta su arraigo en la cocina española, ha sabido adaptarse y reinventarse sin perder su esencia.
Hoy, gracias a marcas como Tierra de Sabor, podemos disfrutar de croquetas que no solo deleitan el paladar, sino que también nos conectan con los sabores auténticos de Castilla y León. Así que, la próxima vez que degustes una croqueta, recuerda que estás saboreando un pedacito de historia y tradición.