Historia, tradición y sabor, tres palabras que describen a la perfección a uno de los productos estrella de nuestra tierra, los pimientos asados del Bierzo. Es el producto perfecto y protagonista de grandes platos y septiembre es sin duda, su mes.
Historia de los pimientos asados del Bierzo
Esta joya de la gastronomía berciana tiene sus comienzos en 1650, cuando el pimiento se secaba al sol. A partir de 1669 las amas de casa de la zona del Bierzo empezaron a asar el pimiento para enviárselo a sus familiares, amigos y conocidos propagándolo así por todo el territorio español. Este hecho supuso un antes y un después en el consumo de este fruto, en 1818 nace la primera industria artesana conservera en Villafranca del Bierzo.
Se convierte en uno de los símbolos más destacados de la zona del Bierzo, que, en 2002, para asegurar la excelencia del producto nace El Consejo Regulador del Pimiento Asado del Bierzo.
En las últimas décadas la producción de pimientos en esta privilegiada comarca se ha concentrado en los municipios de Cacabelos, Camponaraya y Carracedelo, una zona que te enamorará y no podrás dejar de visitar.
Hay dos cosas que hacen especial a este producto. Una de ellas es su tierra, generosa y fértil que, mezclada con el clima de la zona, largas horas de sol, temperatura media anual de 12,5ºC y unas precipitaciones medias anuales de 800 mm, permite la recolección del fruto en septiembre.
Con lo que, septiembre se conviene en el mes del pimiento, mes en el que se lleva a cabo la recolección manual y selectiva del producto. Tanto es así, que la recolección tiene varias pasadas, así se garantiza que el producto extraído se ajuste a los valores ópticos de recolección.
Calidad y sabor
Hablemos ahora de su sabor, al fin y al cabo, seguro que estás de acuerdo con que es el producto perfecto para añadir ese toque de sabor a muchos platos o incluso ser su protagonista. Detrás de cada pimiento está el trabajo de su gente y en este caso, tiene un papel verdaderamente especial.
El proceso de elaboración se lleva a cabo justo después de la extracción. El maravilloso fruto rojo se lava con agua, se descorazona y pelan de forma totalmente manual. Después se asa a la plancha o al horno, con un poco de aceite y sal. No hay más, es un proceso totalmente artesanal y natural, como lo hacían las famosas pimenteras de la zona. De ahí ese sabor tan especial y característico.
Todo el proceso de elaboración del producto hace que este vegetal sea tan sabroso y con tantas propiedades. Seguro que se te hace la boca agua solo con leer sobre él. Septiembre es su mes, pero gracias al proceso de conserva, podemos disfrutar de esta joya gastronómica durante todo el año.
Lo de “me importa un pimiento” ahora ya no tiene sentido, una vez que pruebes los pimientos asados del Bierzo, te va a importar, y mucho. Una vez extraído el producto, y llevado a cabo su proceso de limpieza y cocinado, el producto se conserva para que mantenga todas sus propiedades durante todo el año. Como toda buena conserva, lleva un caldo que acompaña al pimiento en el envase, y es ni más ni menos, que el propio jugo del asado y se le llama…¡caldo de gobierno!
Tan solo pasan entre 5 y 10 días desde que el producto se recoge hasta que se asa y envasa, de ahí la importancia de septiembre para esta zona. El proceso dura tan pocos días para que cada uno de los pimientos, mantenga una textura y sabor inigualable.
Los pimientos del Bierzo siguen exhaustivos controles de calidad, ¡sólo tienes que fijarte en nuestro corazón amarillo que tanto te gusta! para asegurarte que te llevas a casa lo mejor.