¿Mar o piscina? ¿Playa o montaña? Estas son las preguntas clásicas que nos hacemos en esta temporada, seguramente alguien ya te las ha planteado. Si tu respuesta es «cualquier lugar donde pueda darme un chapuzón», entonces las piscinas fluviales de nuestra provincia pueden ser justo lo que estás buscando.
Estos auténticos tesoros naturales ofrecen una experiencia única y divertida para disfrutar de un día diferente con tu familia o amigos. Sumergirse en estas aguas te permite estar en contacto directo con la naturaleza mientras te refrescas ¡una combinación perfecta para el verano!
¿Qué son las piscinas naturales?
Y es que, las piscinas fluviales son espacios naturales donde se forman áreas aptas para el baño y la recreación a lo largo de ríos o arroyos. A menudo se encuentran en entornos rurales o montañosos y se caracterizan por sus aguas frescas y cristalinas, provenientes de manantiales o cursos de agua natural. Estas piscinas ofrecen una alternativa refrescante a las piscinas artificiales y las playas, permitiendo además disfrutar de la naturaleza mientras te bañas rodeado de paisajes impresionantes. Algunas de estas piscinas fluviales cuentan con instalaciones básicas, como áreas de picnic, zonas verdes y pasarelas de acceso, que facilitan su acceso y te permiten disfrutar de una experiencia diferente.
Al estar situadas en lugares generalmente menos concurridos, ofrecen una experiencia más tranquila y relajante. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, al ser entornos naturales, es fundamental respetar las normas de conservación y seguridad establecidas para preservar su belleza y garantizar la seguridad de todos los visitantes. Así, disfrutar de estas maravillas naturales puede ser una experiencia inolvidable, siempre y cuando se haga de manera responsable y respetuosa.
Por supuesto, antes de lanzarte al agua, es importante seguir las medidas de seguridad y respetar las indicaciones sobre si está permitido o no nadar en cada lugar. Pero si decides dar el paso, ¡ánimo! Las temperaturas de estas aguas, en la mayoría de los casos, te darán un buen alivio del calor. Algunas pueden ser tan frescas que te harán sentir como si te estuvieras congelando. ¿Estás preparado para ese choque térmico?
Descubre las piscinas fluviales de nuestra comunidad
Desde Tierra de Sabor te guiamos para descubrir dónde encontrar estas maravillosas piscinas naturales en los alrededores de Castilla y León. ¡No te lo pierdas!
- Arenas de San Pedro, Ávila. Este es el lugar perfecto para familias con niños pequeños, ya que una de las piscinas tiene una profundidad de solo 50 cm, ideal para los más pequeños, y la otra alcanza los dos metros, adecuada para nadadores más experimentados. Se encuentran a tan solo 1 km del municipio de Arenas de San Pedro. El agua es tan limpia y cristalina que podrás ver truchas nadando a tu alrededor sin dificultad.
- Espinosa de los Monteros, Burgos. Al pasar el río Trueba por esta localidad, se forma una piscina fluvial que esconde un secreto que debes conocer antes de zambullirte: sus aguas siempre están frías, o mejor dicho, heladas, ya que descienden directamente de los montes de la Cordillera Cantábrica.
- Piscina fluvial de Vega de Espinareda, León. Esta playa fluvial se encuentra junto al puente romano, en el cauce del río Cúa, y es una de las más grandes de la comarca de El Bierzo. Cuenta con una pasarela de madera que facilita el acceso a la zona, así como una extensa área verde donde puedes relajarte y tomar el sol.
- Piscina en Covalagua, Palencia. Aquí nace el río Ibia, que fluye por unas maravillosas cascadas hasta llegar a una balsa regulada que funciona como una piscina natural, con agua cristalina de color verdoso. Un aviso importante: el agua está muy fría, pero muy, muy fría.