Si hay un momento en el año en el que Castilla y León se viste de gala, es en Semana Santa. Más allá de la solemnidad de las procesiones y la devoción que inunda sus calles, esta festividad es una explosión de sensaciones donde la historia, la cultura y la gastronomía se entrelazan en una experiencia única. Y si algo hay que tener en cuenta es que aquí, la comida es tan protagonista como las propias imágenes religiosas. Así que prepárate para un viaje que te llevará desde el misticismo de las procesiones hasta los sabores más auténticos de la región.
Burgos: entre procesiones y morcilla
Burgos no se queda atrás cuando se trata de Semana Santa. Sus procesiones, reconocidas como Fiesta de Interés Turístico Nacional, son puro arte en movimiento. El imponente Vía Crucis Penitencial en la noche del Lunes Santo y la emotiva Procesión de la Virgen de la Alegría en el Domingo de Resurrección son solo algunos de los momentos más esperados.
Cuando cae la noche y el frío burgalés se hace notar, no hay mejor refugio que un buen plato de potaje de vigilia. Pero la verdadera estrella de la gastronomía local es la morcilla de Burgos, con su característico toque de arroz y especias. Si te apetece algo más informal, prueba los cojonudos y cojonudas, montaditos con huevo de codorniz y morcilla que te harán entender por qué su nombre es tan apropiado.

Astorga: historia y sabor
En Astorga, la Semana Santa es una tradición con siglos de historia. Sus procesiones, llenas de solemnidad y recogimiento, recorren las calles de piedra con una belleza que solo una ciudad con su legado puede ofrecer. El momento cumbre llega con el Encuentro en la Plaza Mayor, un espectáculo que emociona tanto a locales como a visitantes.
Astorga no solo sabe de historia, sino también de dulces. Para acompañar las procesiones, nada mejor que una copa de limonada, la bebida estrella de la temporada, que aquí no es un simple zumo, sino un elixir con vino y especias. Junto a ella, las almendras garrapiñadas o saladillas son un picoteo imprescindible. Y si el antojo dulce se apodera de ti, la bolla con vino moscatel, las mantecadas y los hojaldres son la excusa perfecta para seguir pecando.

Ponferrada: fe y cultura en El Bierzo
Ponferrada se luce con una Semana Santa enmarcada por su majestuoso Castillo de los Templarios y la Basílica de la Encina. La solemnidad y la devoción se sienten en cada rincón, sobre todo en la Procesión del Santo Entierro, un evento que detiene el tiempo y transporta a otra época.
Aquí, la gastronomía de Semana Santa tiene una protagonista indiscutible: la limonada berciana, cuya receta secreta es motivo de culto. Para acompañarla, el bacalao al ajoarriero, con su mezcla de ajos, pimientos y aceite de oliva, es una explosión de sabor. Y si la jornada ha sido intensa, un buen trozo de empanada de vigilia y unas torrijas bien empapadas en miel o azúcar pondrán el cierre perfecto.

Sahagún: sobriedad castellana y dulce típicos
Sahagún, con su tradición de más de cinco siglos, ofrece una Semana Santa de recogimiento y solemnidad, con procesiones que recorren sus calles al compás de tambores y cornetas. La Procesión del Santo Entierro es su momento cumbre, un espectáculo de fe que deja sin palabras.
Aquí, los protagonistas son los postres. Las galletas de hierro, crujientes y doradas, son un tesoro que no puedes dejar de probar. Y si lo que buscas es un bocado auténtico, el queso de oveja con miel es la combinación perfecta entre lo rústico y lo sublime.

Segovia: patrimonio y devoción
Cuando la Semana Santa llega a Segovia, el Acueducto y la Catedral se convierten en el telón de fondo de una celebración llena de solemnidad. Diez cofradías recorren sus calles en un espectáculo visual y espiritual que culmina con la gran Pascua de Resurrección.
En Semana Santa, Segovia se convierte en un paraíso gastronómico. La leche frita y el ponche segoviano endulzan la tradición, mientras que el cordero lechal asado, jugoso y crujiente, comparte protagonismo con el reconfortante potaje de Cuaresma y la sopa castellana. Un festín que va más allá de la devoción.

La Semana Santa en Castilla y León no es solo una celebración religiosa, es una inmersión en la historia, el arte y la gastronomía. Desde las procesiones hasta los sabores que conquistan paladares, cada rincón de esta región tiene algo único que ofrecer. ¿Listo para vivirla con todos los sentidos?