Seguro que has oído hablar de los “superalimentos” o “superfoods” pero, ¿sabes realmente qué son?

Estos superalimentos son alimentos con un elevado valor nutricional desde el punto de vista de la salud, por su alta concentración de antioxidantes, grasas saludables o vitaminas.

¿Qué hago con estos superalimentos?

Aunque existen muchas propuestas exóticas y abrir la cultura culinaria a otros países enriquece, la mayoría de los expertos se decantan por etiquetar como “superalimentos” a muchos de los que forman parte de la Dieta Mediterránea y que, por suerte, contamos en Tierra de Sabor. La Dieta Mediterránea, reconocida mundialmente por sus beneficios para la salud, incluye alimentos como el aceite de oliva, las nueces, las legumbres, las frutas y verduras frescas, el pescado y los granos enteros. Estos alimentos son ricos en nutrientes esenciales y han demostrado ser efectivos para mejorar la salud cardiovascular, reducir la inflamación y aumentar la longevidad.

Algunos de esos superalimentos con origen en Castilla y León que no deben faltar en tu dieta son:

  • Aceite de oliva virgen extra: contiene ácidos grasos monoinsaturados como el ácido oleico, que reducen el riesgo de enfermedades coronarias al mejorar los niveles de colesterol en la sangre. Además, posee potentes propiedades antioxidantes que retrasan el envejecimiento del organismo y reducen la oxidación del tejido graso, protegiendo las células del daño oxidativo. También tiene efectos antiinflamatorios que pueden ayudar a combatir la inflamación crónica.
  • Legumbres: ricas en hierro y minerales como el calcio y el magnesio, aportan muy poca grasa y mucha fibra, lo que las convierte en una excelente opción para una dieta saludable. Además, su contenido en proteínas vegetales las hace ideales para quienes buscan alternativas a la carne.
  • Vegetales de hoja verde (brócoli, espinacas, acelgas…): muy nutritivos y depurativos, ricos en clorofila y de fácil absorción. Ayudan a reconstituir tejidos musculares, mejoran el funcionamiento del sistema digestivo y a protegernos de enfermedades e infecciones.
  • Zanahorias: ricas en beta-carotenos y antioxidantes, ayudan a prevenir los problemas de visión, favorecen un bronceado “sano” de la piel y retrasan el envejecimiento de las células.
  • Tomates: muy ricos en licopeno, responsable en gran medida de su color rojo y de sus propiedades antioxidantes, actúa protegiendo a las células del estrés oxidativo, causantes en gran medida de las enfermedades cardiacas, del cáncer y del envejecimiento.
  • Ajo: mejora el colesterol y es un buen diurético además de tener propiedades antibacterianas que ayudan al sistema inmunitario.
  • Jamón Ibérico: posee propiedades cardiosaludables gracias a su alto contenido en ácido oleico, ayudando a regular los niveles de colesterol. Aporta hierro, calcio y vitamina B y es un poderoso antioxidante.
  • Vino Tinto (1 copa al día): con alto contenido en polifenoles, elimina los radicales libres y protege nuestro corazón, mejorando la salud cardiovascular y contribuyendo a la reducción del riesgo de enfermedades coronarias. Además, sus propiedades antioxidantes apoyan la salud general del organismo.
  • Miel: tiene propiedades antimicrobianas y antisépticas con efectos antioxidantes y antivirales. Se trata de una fuente de energía rápida y saludable.
  • Nueces: ricas en Omega3, previenen de enfermedades cardiovasculares y reducen el colesterol de forma natural. Con propiedades antioxidantes, su alto contenido en polifenoles ayuda a mejorar la memoria.

Y aunque la idea de que existan superalimentos con extraordinarios beneficios para la salud resulta muy atractiva, no podemos olvidar que la clave para cuidar de nuestra salud está en una dieta equilibrada y variada, sin olvidar el ejercicio físico. Ningún alimento por sí solo puede proporcionar todos los nutrientes necesarios para el cuerpo humano.

Una dieta equilibrada es nuestro «superalimento clave» y es que incluye una amplia variedad de alimentos que, en conjunto, aportan las vitaminas, minerales, proteínas, carbohidratos y grasas esenciales para el correcto funcionamiento del organismo.